PBI
El desastroso arranque del nuevo gobierno condujo en diciembre de 2023 a una caída del PBI del 4,5% en la comparación mensual interanual (3,1% en la serie desestacionalizada). De esta manera el año culmina con una caída del PBI del 1,6%. De ese guarismo 6 décimas se deben al hundimiento del último mes del año suscitado por el cambio de signo de la política económica. Por otro lado las perspectivas para el 2024, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM-BCRA) empeoraron, situando el escenario optimista en una caída de 3 puntos para el PBI.
La caída de la actividad es tan profunda que ha conducido a la economía en un solo mes a un nivel semejante al que tenía en junio de 2021, en la salida de la depresión provocada por la pandemia. Mientras que puede decirse que la actividad se encontró estancada entre diciembre de 2021 y octubre de 2023, lo cierto es que desde diciembre de 2023 se encuentra en un nivel por debajo del promedio del último semestre de 2019, en las postrimerías críticas del gobierno de Macri (142,7 vs. 142,1).
El mal desempeño de la economía durante 2023, producto mayormente de la sequía durante el segundo y tercer trimestre, encuentra una nueva dinámica en el cuarto trimestre, fruto de la reconfiguración a la baja de las expectativas económicas. La caída del primer trimestre de 2024 (las estimaciones la ubican en un 8,8% en promedio) será la mayor de los últimos años, y como mucho permite aventurar encontrar un piso, y solo tal vez una leve reversión, en el cuarto trimestre del año, aprovechando una base de comparación interanual ya muy baja.
Respecto del mes anterior las previsiones inflacionarias han disminuido levemente. Sin embargo aún en el mejor de los escenarios el PBI nominal crecerá exponencialmente. Pasará de un proyectado de 189,5 billones de pesos en 2023 a un rango que oscilará entre los 741 billones en el escenario optimista y los 884 billones de pesos en el pesimista. Es sobre esos denominadores que deben calcularse las readecuaciones presupuestarias, incluso considerando un escenario de caída real inusitada.
Inflación
El supuesto “buen dato” de enero no debe hacer olvidar que aun el mejor de los escenarios el nuevo gobierno logrará controlar la espiral inflacionaria en el segundo semestre. Esto dejará una elevada base para el cálculo de la inflación promedio anual (rondando el 300%). En el peor de los casos la inflación se reinstalará “en oleadas”, dejando un promedio muy superior (en torno al 380% promedio).
El escenario optimista incluye la consideración de la dificultad del gobierno para controlar la inflación durante el primer semestre, período en el que entre la corrección cambiaria, los incrementos de precios regulados y el alza estacional (de alimentos, educación, servicios) se dificultará alcanzar el dígito de inflación mensual. El impacto de paritarias sectoriales tampoco puede desdeñarse, pese al declarado intento del gobierno de usar a los salarios como ancla inflacionaria. Incluso llevando la inflación del último trimestre por debajo del 5% promedio, aún así la inflación interanual superará el 200%.
Sin embargo aún en el escenario “optimista”, con una inflación mensual en el rango del 3% en diciembre de 2024, el escenario más optimista relevado en el REM condice con una inflación promedio anual para el 2024 en el orden del 300%. Esto quiere decir que para que el promedio de los salarios y créditos presupuestarios se mantengan en términos reales deben multiplicarse por cuatro nominalmente.
Un escenario “pesimista”, y aún así relativamente moderado, supone un descenso menos marcado de la inflación mensual, hasta converger en el rango del 10% mensual promedio en el segundo semestre, con una leve aceleración hacia el fin del período. La inflación acumulada sería de más del 380%, como promedio, lo que implica que salarios y créditos presupuestarios deben multiplicarse por 4,8 en el promedio anual para mantenerse neutros en términos reales.
Dólar
El REM, en su escenario más optimista, considera una evolución del tipo de cambio que lleva la cotización del dólar a 1900 pesos a fines de 2024. En una proyección más pesimista el tipo de cambio se dispara hasta alcanzar los 3100 pesos. La devaluación dependerá de la capacidad del gobierno para ralentizar el impulso inflacionario. Cualquier retraso en el ritmo del crawling peg devaluatorio hará caer el tipo de cambio real, demorará la liquidación de divisas, encarecerá relativamente los saldos y activos en pesos (por ejemplo salarios y pasivos estatales) y con ello contradirá los objetivos explícitos de la política económica.
Los escenarios devaluatorios tienen por finalidad licuar los activos económicos y los pasivos monetarios expresados en pesos. La dinámica inflacionaria reactúa a su vez sobre el escenario de licuación, incentivando a nuevos saltos cambiarios. Según las proyecciones del REM, sea cual sea el escenario, resultará imposible sostener el nivel expresado por la pérdida de poder adquisitivo del peso en diciembre de 2023, la cual llevó el valor de la moneda local 44 puntos por debajo de los guarismos de noviembre. En enero el nivel se recuperó 10 puntos, lo que implica una caída del tipo de cambio, y en tanto el dólar se siga retrasando respecto de la inflación, febrero mostrará otra caída en el tipo de cambio real bilateral (entre 6 y 8 puntos adicionales). Ya sea que el gobierno acelere la devaluación para alentar la cosecha, o logre contener el dólar, alentar la liquidación de divisas y solidificar el ancla salarial, los escenarios apuntan a mostrar a fin de año un tipo de cambio real entre 34 y 27 puntos por encima del que había en noviembre de 2023.
Presupuesto
El Presupuesto prorrogado lejos de ser congelado deberá multiplicarse entre 3 y 4 veces, en términos nominales, para seguir con retraso el ritmo nominal de la economía. Según los lineamientos presentados por Caputo, para solucionar la supuesta crisis fiscal, 2,9 puntos del PBI se obtendrán por contención del gasto presupuestario de la Administración Pública Nacional. Considerando el nivel alcanzado por el Presupuesto en 2023, y aplicando los parámetros de los distintos escenarios del REM (caída del PBI entre el 3,0% y el 4,1% e inflación promedio anual entre el 300% y el 380% en 2024) se obtiene un rango para el Presupuesto de la APN que oscila entre los 135 y los 161 billones de pesos.
El escenario de congelamiento y desarticulación de las capacidades estatales debe parametrizarse de manera correcta, para poder comprender la magnitud histórica y el impacto que supone este proceso de ajuste. Para poder comparar, por ejemplo, el macrismo en 4 años logró hacer caer en términos reales el Presupuesto de la APN en 11,7 puntos respecto de 2015. El gobierno de Alberto Fernández en sus últimos dos años hizo caer más de 5 puntos ese guarismo, tras haberlo incrementado 4 puntos debido a la emergencia COVID en 2020. Con ello el balance de la gestión 2019-2023 arroja una caída real de casi 1 punto. En comparación, puede verse que el objetivo declarado del nuevo gobierno es hacer caer en términos reales en un solo año 14-15 puntos el gasto de la APN, llevándolo a valores de 2009, y ubicándose con ello entre 27 y 28 puntos por debajo de 2015.
La inversión en CyT históricamente es procíclica. Crece más que la economía, cuando ésta lo hace, y cae profundamente cuando la actividad revierte su signo. Los pronunciados incrementos del trienio 2021-2023 en la inversión CyT cambiarán su signo en 2024. Según el tipo de escenario el Presupuesto de la APN caerá en términos reales un 16-17%, si la meta fiscal del gobierno entrante ha de cumplirse. Esto supone, por principio, un ajuste en los tipos de gasto (salarios, gastos de capital, transferencias) que constituyen el grueso de la inversión en ciencia, que se había ampliado notablemente en los años previos. La caída rondará el 25% en términos reales, pudiendo ser mayor. En el caso del CONICET, cuya estructura presupuestaria históricamente tiene variaciones más moderadas, al alza y a la baja, la inversión caerá en el orden del 17-19%, por encima de la media de la APN, pero por debajo de la Función CyT.
La consecuencia de la meta de ajuste fiscal del gobierno entrante significará, para el SNCTI, un retroceso que devolverá a la Función CyT al nivel que tenía en 2019, perdiendo todo lo recuperado desde entonces. Si bien la caída será más atenuada, el retroceso para el CONICET eliminará los importantes avances de los últimos años, que habían dejado al organismo casi al nivel presupuestario de 2015. El proyecto del gobierno implica situar la inversión en ciencia entre 35 y 37 puntos por debajo de los valores de 2015 y desfinanciar al CONICET mediante una inédita caída de casi 20 puntos reales en un solo año.
En tan solo 30 días los organismos que componen la Función CyT de la APN han devengado más del 10% de su crédito presupuestario. En un período inflacionario la distribución del peso presupuestario es muy desigual, encontrándose impactada por la variación nominal de los precios. De esta manera si fuera a cumplirse el pronóstico de variación del 300% promedio anual, el mes de enero debería haber supuesto el 4,45% del total del gasto, en tanto si el escenario fuera el de 380% promedio anual, enero debería haber implicado el 3,69% del total. Por el contrario los OCTs más grandes han devengado entre el 8 y el 15% de su crédito, lo que muestra a todas luces la irrealidad de su asignación presupuestaria, la cual deberá ser incrementada aún en el supuesto de una caída real de la misma.
La prórroga del Presupuesto 2023 será sucedida inevitablemente por una serie de ampliaciones presupuestarias, probablemente discrecionales, en el contexto macroeconómico inflacionario y recesivo antes descrito. En el escenario “optimista” (2024o), aún con una violenta caída del 25% real, la Función CyT debería escalar nominalmente desde 0,59 hasta 1,76 billones de pesos, y el CONICET, aun cayendo 15 puntos reales, deberá ascender desde 0,2 billones de Crédito Inicial a 0,66 billones de pesos. En el escenario de más inflación (2024p) la suba nominal es aún mayor (2,06 y 0,78 billones respectivamente). La magnitud de la caída real, no obstante, puede comprobarse considerando cuál debería ser el crédito presupuestario en el escenario optimista si la inversión real se mantuviera estable (2024o0), es decir, si variara 0% en términos reales respecto de 2023. En ese caso el presupuesto de la Función CyT debería pasar de 1,76 a 2,34 billones, y el CONICET de 0,66 a 0,8 billones de pesos. En el escenario pesimista sin variación real (2024p0), el presupuesto de la Función pasaría de 2,06 billones a 2,82 billones, y el del CONICET escalaría de 0,78 billones a 0,96 billones de pesos. Esto quiere decir que el ajuste del gobierno entrante implica detraer casi 600.000 millones de pesos de 2024 a la Función (en el escenario “optimista”) y 760.000 millones de pesos en el “pesimista”. Para el CONICET los ajustes según el tipo de escenario rondan los 140-180 mil millones de pesos.
Lo anterior puede expresarse así: el Crédito Inicial de la Función CyT equivale al 33,7% de lo que se requerirá en el escenario de ajuste más “optimista” y al 28,8% de lo demandado por el escenario “pesimista”. Por otro lado para continuar funcionando como hasta ahora (variación real 0), el Presupuesto actual no expresa más que el 25,3% de los requerimientos en la proyección “optimista” y apenas el 21% en la pesimista. El CONICET presenta guarismos similares, ligeramente más bajos en la relación entre el Crédito Inicial y los escenarios proyectados por el gobierno (30,1% en el mejor escenario y 25,4% en el peor). Esa composición de Créditos evidentemente no resultará suficiente de cara al futuro, resultando posible cubrir operativamente solo 3 o 4 meses del año con el presupuesto concedido a la fecha.