El jueves 6 de junio el Gobierno Nacional dio a conocer la Decisión Administrativa 470-24, mediante la cual se ampliaron los créditos presupuestarios de la Administración Pública Nacional en 274.690 millones de pesos. Esa ampliación, no obstante, continúa siendo insuficiente, en tanto marca el incremento con rezago del crédito disponible de la APN en un marco de elevadísima inflación. Recordamos, como mencionáramos en el informe de Análisis Presupuestario de mayo, que la ejecución real viene marcando una caída del 22,8% para el conjunto de la APN.
En el marco de la política hacia el sector científico la DA 470-24 supone una ampliación de créditos que alcanza los 32.764 millones de pesos, un incremento nominal del 5% de la Función Ciencia y Técnica del Presupuesto, que pasa así a tener un Crédito Vigente (CV) de 687.218 millones de pesos.
Cuando se observa la distribución de la ampliación en el marco de la DA 470-24 se aprecia que el CONICET recibe el 75% del monto que dispone el instrumento. Prácticamente dos tercios del total (65,6%) se destina al inciso 1 (Salarios) y otro 25,9% se destina al inciso 3 (Servicios no personales, básicamente Becas de formación de posgrado del CONICET). Los bienes de consumo, destinados mayormente al programa de Sostén Logístico Antártico y el ANLIS, representan el resto (8,6%). No se destina ninguna partida adicional a bienes de capital y tampoco a transferencias.
Cuando se considera el impacto de esta Decisión Administrativa sobre el sistema, se observa que no modifica sustancialmente la realidad de la política hacia el sector, signada por el achicamiento presupuestario, la desarticulación de la capacidad del Estado para financiar, diseñar y llevar adelante actividades científicas y tecnológicas, y la paralización de planes y proyectos que se encontraban en funcionamiento en diciembre del año pasado.
El Crédito Vigente, en términos reales, sigue cayendo abruptamente, descendiendo 39,8% respecto de 2023, lo cual se encuentra por debajo de la caída de la ejecución real (-24,2% en los primeros cinco meses de 2024, como informáramos en nuestro último Análisis Presupuestario). Esto sugiere que los Créditos continuarán ampliándose, aunque con rezago respecto de la nominalidad de la economía, hasta empalmar la caída real del Crédito con el descenso real de la Ejecución, si es que el diseño de la política presupuestaria sigue alguna lógica de gestión. En ese contexto sostenemos nuestra previsión de una caída real en el orden del 30% de la inversión estatal en ciencia para el año en curso, lo cual constituye la mayor caída en la historia de la Función CyT desde que forma parte del sistema presupuestario argentino (1972).
La retracción es generalizada, impactando en todos los organismos y programas que conforman la Función. No obstante se destaca el hundimiento del financiamiento en los programas de las UUNN que forman parte de la FCyT (-87% real), así como también el declive de los CV de la Agencia I+D+i, CONAE, la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología en la Jefatura de Gabinete de Ministros y la CNEA, todos los cuales tienen caídas reales por encima del 40%, superando incluso el promedio de la Función (-39,8%). Los organismos que menos declinan, de todos modos tienen descensos pronunciados, como INTA o INTI, situándose en retracciones que van del 26% al 33,3% en términos reales.
En resumen: es habitual la difuminación de la política presupuestaria como instrumento de orientación de gestión en contextos altamente inflacionarios. Por caso, durante 2023 se dieron dieciocho modificaciones presupuestarias. Sin embargo las mismas se programaron en un marco de política activa hacia el sector, que culminó con un crecimiento real de la FCyT (+3,5%) producto de la decisión de sostener la ejecución y realización de múltiples y variados instrumentos de política sectorial (recomposición salarial, transferencias para subsidios, gastos corrientes y gastos de capital en infraestructura y equipamiento).
En el cuadro de situación actual, por contra, las ampliaciones presupuestarias se abocan mayormente para sostener el gasto en salarios declinantes en términos reales. Esto es, tienen por única finalidad morigerar el impacto de la saturación del inciso 1 producto de la elevada ejecución del mismo, por rezago de crédito ante la evolución de la paritaria sectorial. El resto de los objetos de gasto, en cambio, se encuentran fuertemente postergados, recibiendo menos del 10% de la ampliación de los fondos, siendo que resultan fundamentales para la prosecución de las actividades científicas y tecnológicas.
Considerando el horizonte de desarticulación de capacidades estatales que supone la línea política de gestión hacia el sector, la ampliación presupuestaria de corto plazo, bajo esta modalidad, resulta incompatible con el diseño y ejecución de planes y programas científicos y tecnológicos que, por su misma naturaleza, necesitan la proyección al mediano y largo plazo de los horizontes de financiamiento.
En el contexto de un agotamiento de fondos que se sucede mes a mes, la idea de que podrá llevarse adelante planificación sectorial alguna por fuera del pago de salarios y estipendios se desdibuja por completo, aún cuando los créditos no llegaran a agotarse. El problema no es ni la elevada ejecución -producto de créditos vigentes saturados y con rezago- ni el agotamiento de los créditos, sino la imposibilidad de programar política científica alguna bajo una administración de fondos por goteo.
La dinámica presupuestaria de este angostamiento de gestión llevará previsiblemente a la sub-ejecución permanente de los incisos no salariales. Al no ejecutarse los incisos no salariales no habrá justificación para conceder ampliación de créditos. Ante la carencia de todo horizonte de financiamiento el sector en pleno entrará en parálisis, profundizando la sub-ejecución sistémica. En este círculo vicioso en el que se encuentra el sistema, y que puede ya apreciarse en la sub-ejecución del CV de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología y en la crisis en la que se encuentra la Agencia I+D+i, el problema no será el agotamiento de los fondos presupuestarios, que podrían incluso ampliarse en esta estrategia de goteo cortoplacista, sino la desaparición de toda posibilidad de proveer un horizonte de política coherente al sector científico en nuestro país.